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CHILE
2002
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En invierno de 2002 ponemos nuestras mochilas sobre el continente meridional americano después de haber visto un reportaje sobre Chile. Descubrimos un país que se extiende sobre cerca de 4 000 km y posee una gran diversidad de paisajes.
Al norte, admiramos las vicuñas que beben en los lagos más altos del mundo, donde se reflejan los volcanes a la cima nevada. A más de 4 000 metros de altitud y a pesar de las hojas de Coca que masticamos en el momento de nuestra ascensión, el menor esfuerzo físico nos deja sin respiración. La Cordillera de los Andes es una barrera natural que retiene del lado Boliviano y Argentino las nubes que crean así el desierto más árido en el mundo: Atacama.
Entre Arica y Santiago, le hacemos una parada a San Pedro de Atacama donde la temperatura sobrepasa el 40°C. La puesta del sol sobre el valle de la luna y el vuelo de los flamencos rosados por encima de los lagos salados son unas imágenes inolvidables.
Santiago, Vina Del Mare y Valparaíso son unas ciudades muy agradables dónde los turistas meridionales americanos afluyen durante el verano.
Descendiendo hacia el sur, campos verdosos donde pacen vacas nos recuerdan los paisajes normandos, a diferencia de los volcanes inmensos para el horizonte. La vegetación cambia poco a poco con los kilometros.
Los bosques y los lagos de Patagonia dejan puesto a las extensiones desérticas y heladas de Punta Arenas. Subimos en barco hacia Puerto Montt a través de los Fiords del Sur Occidental del país.
Este viaje fue muy intenso pero demasiado rápido según nuestro gusto y sentimos no haber tenido bastantes tiempo para impregnarse más paisajes y sobre todo cambiar más con los chilenos.